domingo, 24 de noviembre de 2013

RESEÑA DE "LA CADENA DE FENRIS"

                                                               
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 La cadena de Fenris.

Autor: Sebastián Hugo Vargas.
Ilustrador: Lautaro Fiszman.
Bogotá, Cangrejo Editores, 2011. 32 páginas.
Tapa dura. 28 cms x 22 cms.
Mitos y leyendas.
Reseña por: Laura Marín.





Es necesario empezar diciendo que los mitos son relatos propios de una cultura en los que se sustenta su cosmogonía, narran acontecimientos de tiempos primigenios, y en muchos casos dan origen o explicación al mundo tal como lo conocemos. Suelen estar protagonizados por seres extraordinarios o sobrenaturales: héroes, dioses, y monstruos. Además presentan conflictos entre fuerzas irreconciliables: el bien contra el mal, creación contra destrucción, dioses contra demonios. Pues bien, “La cadena de Fenris” libro ilustrado de Sebastián Vargas, cumple perfectamente con las características anteriores ya que explica cómo se creó una enemistad legendaria en la cultura nórdica; enemistad que en el futuro desencadenará la lucha final entre el bien y el mal.

El autor narra el mito en tercera persona a través de una voz anónima, de manera concisa y con  lenguaje sencillo e informal. Desde el mismo título, el autor ofrece al lector una idea básica y precisa de lo que más adelante se desarrollará como una idea clave en la historia, que se desarrolla cronológicamente, no hace uso de capítulos y es apta para todo público.

Vargas empieza su texto nombrando y describiendo a los hijos de Loki, mostrando como por sus características físicas son rechazados y desterrados del Valhala –punto de reunión de los dioses-. El único de los tres hijos que corrió una suerte diferente fue Fenris: su aspecto inocente y juguetón le aseguró un lugar con los dioses, que no contaban con su crecimiento apresurado y abismal.

A medida que pasaba el tiempo, el lobo iba siendo cada vez más grande, hasta llegar al punto en el que Odin y los demás dioses decidieron forjar una cadena lo suficientemente fuerte para retenerlo, una tarea que no resultaría para nada sencilla. Cabe destacar la habilidad del autor para crear una atmósfera intrigante, logrando con esto que la historia permanezca en la memoria del lector.

También es interesante ver como el autor muestra el poder definitivo que tenía la imagen en las culturas nórdicas de esa época: definía la permanencia en el templo Valhala y generaba en la sociedad ideas falsas –y juicios morales- sobre otras personas, basándose exclusivamente en su aspecto. Este último punto –lastimosamente- está vigente aún en muchos imaginarios colectivos de la cultura occidental actual. 

“El tercero de los hijos de Loki era un lobo: un pequeño lobito gris que empezó a saltar, juguetón, entre las piernas de los dioses. Su nombre era Fenris - ¡Que simpático lobezno! Él si puede quedarse aquí, nosotros mismos, los dioses,  lo criaremos- dijo Odin”

El libro deja –de una manera muy discreta- una enseñanza que si bien es vieja y gastada, no ha sido aprendida, ni puesta en práctica en su totalidad por la sociedad: las apariencias engañan.

Las ilustraciones de este libro están a cargo de Lautaro Fiszman, un reconocido ilustrador argentino que por medio de la acuarela, de su trazo grueso, fuerte y poco definido, de un uso sombrío de los colores, y de rostros muy  expresivos logra generar imágenes que acompañan y refuerzan el texto. La tipografía juega también un papel importante, ya que enfatiza los nombres propios y contextualiza al lector de inmediato con la época en la que tiene lugar la historia. Desde la ilustración de la portada se puede deducir fácilmente en dónde toma lugar la historia. La luz en las ilustraciones tiene un papel crucial pues es la encargada de darles volumen y profundidad, es importante también resaltar que el entorno de la historia no aparece jamás en los dibujos. Fiszman nació en 1975, estudió Comunicaciones publicitarias, ha ganado varios premios entre los que resalta la última versión del Concurso Nacional de Historietas “Juan Arancio” de Argentina y ha realizado varios trabajos y exposiciones, tanto para revistas y periódicos como independientes; también incursionó en el 2001 en el mundo del cine.

En cuanto al autor, Sebastián Hugo Vargas nació en Buenos Aires en 1974, es egresado del Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. Gonzáles, y tiene múltiples oficios: profesor de Castellano, Literatura y Latín, editor y corrector (especialmente de textos escolares), traductor literario de alemán e inglés; también cuenta con estudios de catalán, francés y chino. A lo largo de su vida laboral ha publicado varias versiones de la mitología de diversas culturas –por ejemplo la nórdica, la china y la árabe-. Ha ganado varios premios, siendo el más reciente  El barco de vapor, que le fue otorgado en el 2012.

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